La cara del bibliotecario, al abrir las puertas y ver una figura en la oscuridad, fue de auténtico pavor. Primero soltó un grito, seguido de un montón de disculpas en cuanto reconoció a William al encender las luces. Había sido imposible dormir en esas sillas y su humor no podía ir a peor. Así que mejor no tentar a la suerte. Se iría directo a la cama. El resto del día fue igual de infructuoso. Sentía la espalda tan agarrotada que prefirió fingir que investigaba por los alrededores, pero en realidad, había decidido tomarse el día con calma. Llegada la noche agradeció haberse tomado ese descanso, aunque en el fondo…
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Persiguiendo papeles (I)
William formaba parte de la Sociedad para la Exploración de lo Inexplicable desde hace cinco años. Quizás no era el más curtido de los investigadores, pero se defendía muy bien. Aquel día, le habían asignado un caso de lo más peculiar. Estaban robando una serie de libros en casa de los Kimball, todos de la colección del señor Douglas, que casualmente llevaba meses desaparecido. Su sobrino, Thomas, requería lo que él llamaba un investigador de «mente abierta», para que se encargara del tema. Obviamente no iba a acudir a la policía por el robo de unos libros que no tenían más valor que el puramente sentimental. Y, ya de paso,…