Hellora,  Historia Inicial

La semilla de Sadgrum (I)3 min

Otro encargo. La historia de siempre y en el mismo orden. Un mal acecha. Un cobarde decide que es mejor pedirle a otros que hagan el trabajo que él no tiene el valor para hacer. Los pringados, digo héroes, aceptan. Puede que tampoco sepan otra manera de buscarse la vida, pero resuelven el problema y el Mal desaparece solo para reaparecer en otro lugar, con otra forma. 

Cuántas veces habíamos jugado a la ruleta de la suerte. Por ahora habíamos salido airosos de todas las misiones. Aunque por algún motivo pensar en ello me provocó un escalofrío, un presentimiento. Lo negué enseguida, ¿por qué iba a ser esa ocasión diferente? Pensar en la muerte solo conseguía atraerla. En fin, acepté el encargo. Me despedí de mi contacto y fui a buscar a Broj. No pensaba comer mierda sola y siempre estaba bien repartirse las hostias. Sin duda era más bonito cuando te partían el labio en compañía. Nos sentíamos muy cercanos, algunas veces más que otras, y no imaginaba un encargo sin él. 

Lo saqué a rastras de la posada.

– ¿Ni siquiera uno rapidito? – dijo con una sonrisa picarona.

Quizás no había sido una buena idea mezclar los negocios con el placer, pero hacía tiempo que habíamos traspasado esa línea y nos daba igual. La vida que llevábamos ya era bastante jodida. Le devolví la sonrisa, pero seguí empujándolo hacia fuera. Aunque me habría encantado, teníamos que llegar al punto acordado en una hora para recoger algo de provisiones que el propio cliente nos proporcionaría. Después del último desastre nos habíamos quedado prácticamente sin nada. Salimos con vida, pero nuestros bolsillos no podían decir lo mismo. Así que con lo poco que llevábamos encima, partimos. 

De camino le puse al día. Hace tiempo que la aldea de Sadgrum era tan solo la sombra de lo que llegó a ser. El descenso de los recursos de las minas fue la perdición de esa pobre gente, desde entonces solo habían conocido disputas, y los últimos acontecimientos daban que pensar. 

Broj no era un hombre de muchas palabras, así que se limitó a escuchar hasta que hice una pausa larga. 

– Noreen 

– ¿Si?

– ¿De qué cosas extrañas estamos hablando?

– No se atreven a explotar el poco carbón que queda en las minas, algo pasa ahí dentro, aunque no se ponen de acuerdo en qué. Solo les queda el campo. Y ni eso. Todos los cultivos fueron quemados misteriosamente en una sola noche y los árboles se pudren poco a poco. 

– Joder, parece como si algo estuviera empeñado en expulsarlos de allí.  

Que Broj pusiera hincapié en la palabra ALGO me puso nerviosa. Algo oscuro acechaba en Sadgrum, eso estaba claro. Parecía que el Mal cada vez se hacía más fuerte, o puede que a estas alturas ya no necesitara ser tan sutil a la hora de expandir su caos.